miércoles, 2 de marzo de 2011

Y como no sabíamos que era imposible, lo hicimos.

Había una vez dos niños que patinaban sobre una laguna congelada. Era una tarde nublada y fría, pero los niños jugaban sin preocupación. Cuando de pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua. El otro niño viendo que su amiguito se ahogaba debajo del hielo, tomó una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró quebrarlo y así salvar a su amigo. Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaron: – ¿Cómo lo hizo? El hielo esta muy grueso, es imposible que lo haya podido quebrar, con esa piedra y sus manos tan pequeñas! En ese instante apareció un anciano y dijo: – “Yo sé como lo hizo”… – “¿Cómo?”. Le preguntaron al anciano, y él contestó:
- “No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo”.

domingo, 27 de febrero de 2011

Mario Benedetti

Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice, y todo.
Y en la calle, codo a codo,
somos mucho más que dos.

Tus manos son mi caricia,
mis acordes cotidianos.
Te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia.

Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada.
Te quiero por tu mirada
que vira y siembra futuro.
Tu boca que es tuya y mía,
tu boca no se equivoca.
Te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía.

Y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu dando por el mundo,
porque sos pueblo te quiero.

(Y porque amor no es aurora,
ni cándida moraleja,
y porque somos pareja
que sabe que no está sola.)

Te quiero en mi paraíso,
es decir, que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso.

23-F


Me ha encantado la última nota del periodista al entrevistar a Francisco Laína, Presidente del Gobierno provisional durante el 23-F :

Dice que guardará siempre en su memoria el cerrado aplauso que le dispensaron sus compañeros de la comisión gubernativa cuando, tras la firma del llamado Pacto del Capó, los diputados y el Gobierno salieron del Congreso y volvieron a respirar, libres de la amenaza de las armas. Cómo olvidarlo, si aquel fue el único momento en el que el presidente en funciones del 23-F, un hombre de carácter, cedió ante las emociones y rompió a llorar.

Grandes demócratas y grandes personas. Aquí todo:
http://www.elpais.com/articulo/reportajes/Rey/puso/alerta/Cuidado/Armada/elpepusocdmg/20110220elpdmgrep_1/Tes

martes, 24 de agosto de 2010

La princesa busca marido- Jorge Bucay

Un buen cuento


Había una vez una princesa, que quería encontrar un esposo digno de ella, que la amase verdaderamente. Para lo cual puso una condición: elegiría marido entre todos los que fueran capaces de estar 365 días al lado del muro del palacio donde ella vivía, sin separarse ni un solo día.
Se presentaron centenares, miles de pretendientes a la corona real. Pero claro al primer frío la mitad se fue, cuando empezaron los calores se fue la mitad de la otra mitad, cuando empezaron a gastarse los cojines y se terminó la comida, la mitad de la mitad de la mitad, también se fue.

Habían empezado el primero de enero, cuando entró diciembre, empezaron de nuevo los fríos, y solamente quedó un joven.Todos los demás se habían ido, cansados, aburridos, pensando que ningún amor valía la pena. Solamente éste joven que había adorado a la princesa desde siempre, estaba allí, anclado en esa pared y ese muro, esperando pacientemente que pasaran los 365 días.

La princesa que había despreciado a todos, cuando vio que este muchacho se quedaba empezó a mirarlo, pensando, que quizás ese hombre la quisiera de verdad. Lo había espiado en Octubre, había pasado frente a él en Noviembre, y en Diciembre, disfrazada de campesina le había dejado un poco de agua y un poco de comida, le había visto los ojos y se había dado cuenta de su mirada sincera. Entonces le había dicho al rey:

- Padre creo que finalmente vas a tener un casamiento, y que por fin vas a tener nietos, este es el hombre que de verdad me quiere.

El rey se había puesto contento y comenzó a prepararlo todo. La ceremonia, el banquete e incluso, le hizo saber al joven, a través de la guardia, que el primero de Enero, cuando se cumplieran los 365 días, lo esperaba en el palacio porque quería hablar con él.

Todo estaba preparado, el pueblo estaba contento, todo el mundo esperaba ansiosamente el primero de Enero. El 31 de Diciembre, el día después de haber pasado las 364 noches y los 365 días allí, el joven se levantó del muro y se marchó. Fue hasta su casa y fue a ver a su madre, y ésta le dijo:

- Hijo querías tanto a la princesa, estuviste allí 364 noches, 365 días y el último día te fuiste. ¿Qué pasó?, ¿No pudiste aguantar un día más?

Y el hijo contestó:

- ¿Sabes, madre? Me enteré que me había visto, me enteré que me había elegido, me enteré que le había dicho a su padre que se iba a casar conmigo y, a pesar de eso, no fue capaz de evitarme una sola noche de dolor, pudiendo hacerlo, no me evitó una sola noche de sufrimiento. Alguien que no es capaz de evitarte una noche de sufrimiento no merece de mi, Amor, ¿verdad, madre?

Cuando estás en una relación, y te das cuenta de que pudiendo evitarte una mínima parte de sufrimiento, el otro no lo hace es, porque todo se ha terminado.

http://www.youtube.com/watch?v=711HZslY6JM&feature=related

lunes, 31 de mayo de 2010

Una historia conmovedora y real, de esas que nos hacen reflexionar

Agapito

por ROSA MONTERO 30/05/2010 EL PAÍS SEMANAL


Qué cosa rara es la vida. Sólo tenemos una, se acaba en un abrir y cerrar de ojos y siempre es muy pequeña, es decir, siempre es infinitamente más pequeña que nuestros deseos. Es un traje que nos queda estrecho. Y si esto es así incluso en la vida de los grandes hombres y las grandes mujeres, ¿qué decir de esas existencias estáticas y en apariencia diminutas de las que a veces tenemos noticia? Leí hace unas semanas en un reportaje de Efe que Agapito Pazos (en la fotografía) acababa de morir en un hospital gallego a los 82 años. Fallecer a esa edad y en un hospital es algo muy normal, pero lo que resulta muy poco habitual es el hecho de que Agapito llevara 79 años viviendo en ese mismo centro sanitario. A los tres años de edad lo abandonaron en la puerta del Hospital Provincial de Pontevedra. Estaba dentro de un cajón y sufría graves minusvalías. Cuando los médicos lo examinaron, descubrieron que padecía espina bífida y que para entonces el niño ya tenía tres de sus cuatro extremidades atrofiadas. Jamás pudo caminar.


Agapito ya no volvió a salir de allí. De hecho, incluso estaba empadronado en ese lugar: habitación 415, cama dos, Hospital Provincial. Lo imagino creciendo en las camas de pediatría, alcanzando la confusa pubertad, siendo trasladado a la sección de adultos. Y envejeciendo lentamente allí, día tras día. Fue viendo cambiar el mundo desde su cuarto. Y desfiló la historia por delante. Si acaba de morir con 82 años, tuvo que nacer en 1928 y llegar al hospital en 1931. De manera que pasó allí la guerra y la posguerra. El reportaje no decía nada de cómo se vivieron esos tiempos amargos en el Provincial, pero sí explicaba que, al principio, Agapito compartía cuarto, o más bien sala, con otros diecinueve enfermos, y que al final estaba en una habitación con sólo dos camas. Un cambio muy elocuente que habla de los enormes cambios experimentados en España en las últimas décadas. En algún momento de la quieta travesía de Agapito debieron de hacer obras en el hospital para achicar los cuartos; y en otro momento aparecerían los televisores, y, a través de ellos, el mundo.

Decía el texto que, pese a sus limitaciones físicas, Agapito estaba totalmente integrado en el centro sanitario. Era el encargado de guardar las llaves del armario de medicamentos y del almacén, y al parecer se tomaba muy en serio su responsabilidad y desempeñaba el trabajo con gran eficiencia. También le encomendaban vigilar a alguno de los pacientes con los que compartía cuarto. Por lo visto era muy popular en el Hospital, por el que solía pasearse en su silla de ruedas. Y esto es lo más fascinante de la vida: que estés donde estés y ocupes el lugar que ocupes, todas las existencias terminan teniendo, en su más profunda intimidad, el mismo recorrido. Seguro que Agapito lloró, rió, se enfadó y se enamoró. Seguro que compartió sentimientos con amigos y conoció la alegría. Seguro que estuvo lleno de sueños y de miedos. De entrada, la historia de Agapito resulta dolorosamente conmovedora, produce angustia y pena, una sensación de encierro y desperdicio. Y, sin embargo, estoy convencida de que esa vida que nos parece tan pequeña fue una vida completa. ¿Quién puede asegurar que Alejandro el Magno, por ejemplo, viviera con más intensidad y menos frustraciones que Agapito?

Antes he dicho que no volvió a salir del hospital, pero lo cierto es que sí que abandonó el centro un día, durante unas horas. Cuando ya había cumplido sesenta años, un empleado del hospital lo llevó a una playa cercana a ver el mar. Me lo imagino contemplando esa inmensa masa de agua que por lo general también parece vacía y quieta, pero que en realidad está llena de corrientes furiosas, de plantas y animales. Por debajo de la superficie, palpita la vida poderosa.

Murió de una parada cardiaca, que no parece una mala muerte. La biografía de Agapito tiene mucho de historia de terror, pero también está llena de luz. Entre otras cosas, hay que celebrar un sistema social que acoge a Agapito y lo mantiene en un hospital –en el mundo, en la vida– durante 79 años, en vez de arrojarlo a las tinieblas de la marginalidad y la calle. Y hay que celebrar al propio Agapito y a sus ganas de vivir, que sin duda tuvo que tener para llegar a ser octogenario. Déjenme que contradiga el principio de este artículo: en realidad no hay existencia pequeña. Un saludo a tu memoria, Agapito Pazos.

jueves, 14 de enero de 2010

DESASTRE EN HAITÍ

En Haití han muerto más de 100 mil personas, un equivalente a 1/3 de GRANADA CAPITAL.
Imaginaos andando por la ciudad y observar a toda la población del ZAIDÍN, LA CHANA y el CENTRO de GRANADA muerta.
Gran parte de tus amigos, familia y probablemente tú estaríais dentro de esa cifras.A tu alrededor los edificios están derrumbados, barrios desolados... En 90 % de los hospitales derrumbados, y el 10 %(supongamos en este simulacro que solo queda La Salud) está a rebosar, sin contar que las infraestructuras no serían ni por asomo de la calidad que disfrutamos.
Tened en cuenta también que, para colmo, seriais la población más pobre del mundo, rara es la vez que un día cualquiera, coméis bien. Pues ahora menos.Añadid a vuestra miserable vida y a este desastre que la ayuda que intentais recibir no llega todavía.
Con este simulacro, acercándonos un poco a la situación que vive Haiti , supongo que pedrirías ayuda.
Esta tarde, esta noche, mañana, probablemente saldrás a tomarte algo, incluso te emborraches, te vayas de rebajas o mil cosas que hacemosen esta sociedad de despilfarro. Con 1 € mínimamente que aportemos todos haremos recobrar algo en ese país.
En este intento de removernos la conciencia un poco, intento que colaboremos todos en esta causa tan dramática y reciente.

Un abrazo

Elena Fernández Peñafiel

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- La P.E.S.E (Plataforma Evangélica para Situaciones de Emergencia)

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Banco Santander

0049 0001 56 2010025526

BBVA

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La Caixa

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miércoles, 18 de noviembre de 2009

LA OTRA REALIDAD SOMALÍ

*Joaquim Sempere
07/11/09


En 1991 se hundió el orden político de Somalia, país que sucumbió a una guerra civil empeorada por la intervención estadounidense. El colapso político dejó la sociedad somalí sin defensas, situación que fue aprovechada por navíos procedentes de Europa, Estados Unidos, China y otros países para verter en sus aguas grandes cantidades de residuos tóxicos y radioactivos. El abuso se hizo visible cuando, en 2005, un tsunami depositó en las playas y costas somalíes bidones corroídos y otras muestras de estos residuos. Según el enviado de las Naciones Unidas en Somalia Ahmadou Ould-Abdallah, la porquería tóxica acumulada en pocos días por la catástrofe marina provocó úlceras, cánceres, náuseas y malformaciones genéticas en recién nacidos y, al menos, 300 muertes. Pero las desgracias no terminan ahí. Aprovechando el desgobierno, una multitud de barcos de pesca empezó a faenar en las aguas frente al país, incluidas sus aguas territoriales. En 2005 se calculó que pescaron allí unos 800 barcos de distintos países, muchos de ellos europeos y, más específicamente, españoles. Se estima que los ingresos generados durante un año por esta pesca extranjera ilegal ascendía a 450 millones de dólares. El resultado fue la rápida disminución de unas reservas pesqueras que eran el principal recurso para las comunidades de pescadores del país, catalogado como uno de los más pobres del mundo.
Un reportaje de Al Yazira informa de que grupos de somalíes trataron de constituir un cuerpo autodenominado “Guardacostas Voluntarios de Somalia”, reuniendo dinero con el que pagar a la empresa estadounidense Hart Security, que se dedica a entrenar y formar luchadores y mercenarios por todo el mundo –y que, años más tarde, ha actuado como mediadora para el cobro de rescates en aquellas mismas aguas: ¡negocio redondo!–. Al parecer, hubo intentos de esos guardacostas voluntarios de negociar con los buques de pesca extranjeros para que dejaran de faenar o pagaran un impuesto para seguir haciéndolo, intentos que resultaron fallidos. El desenlace final fue lo que hoy se califica como piratería somalí. En un país plagado de armas, desgarrado por bandas rivales y sometido a una situación económica desesperada, un desenlace así no debería sorprender. A la vista de lo anterior es legítimo preguntarse: ¿quiénes son, en esta historia, los verdaderos piratas?
Hay en España quien propone que los atuneros españoles (que son sobre todo vascos) lleven militares a bordo para disuadir a los piratas. En el Parlamento vasco, los votos del PP y el PNV han hecho posible el pasado 8 de octubre aprobar una moción en esta línea. El Congreso ya lo había descartado meses antes arguyendo que la legislación española no lo permite. Francia sí lo permite, y hace tiempo que en el Índico los barcos de pesca franceses llevan militares a bordo. Pero esta diferencia es de detalle: ambos países lograron que el 10 de diciembre de 2008 los ministros de Defensa de la Unión Europea aprobaran la llamada Operación Atalanta contra la piratería somalí, y que se diera luz verde al envío de entre 6 y 10 buques de guerra para “garantizar la seguridad” en el golfo de Adén con el mandato de vigilar las costas de Somalia, “incluidas sus aguas territoriales”.
Estos hechos muestran que el colonialismo no sólo no ha muerto, sino que está tomando nuevos bríos. Y un nuevo aspecto marcado por la crisis de recursos naturales, en este caso la pesca. Las flotas pesqueras de los países ricos, compuestas por buques con capacidad para moverse por todos los mares del mundo, esquilman un caladero tras otro: son las principales culpables de la sobrepesca que desde hace años viene destruyendo la capacidad de regeneración de las especies marinas y preparando un colapso de las capturas a escala mundial. Las primeras perjudicadas son las poblaciones de los países pobres que dependen de la pesca local: ellas carecen de flotas potentes para pescar lejos de sus costas. El caso somalí es uno de los más sangrantes por las circunstancias políticas internas, pero no es el único.
España está recuperando sus blasones imperiales contribuyendo a empobrecer a uno de los países más pobres del mundo. Al hacerlo no sólo comete una injusticia, sino que practica una política sin futuro también para sus habitantes. Porque cuando ya no haya caladeros por explotar en ningún rincón del mundo, ¿qué harán nuestros marineros y pescadores?

Es una indignidad aprovecharse de un país desangrado por una guerra civil y luego mandar a los soldados a defender una causa indefendible que no hace más que profundizar la tragedia de ese pueblo. Y si se quiere mirar desde otra óptica, ¿cuánto nos cuesta mantener la dotación de dos buques de guerra, un avión y 395 efectivos de la Marina española que tenemos destacados en la zona?
El caso tiene su moraleja. Un país desarrollado como España no debe, tras agotar sus propios recursos pesqueros, expandirse por los mares del mundo privando a otras poblaciones más pobres de sus medios de subsistencia, porque agrava la situación de esas poblaciones y las empuja a una resistencia que desemboca en aventuras violentas y salidas militares. La solución hay que buscarla en casa, adaptándose a unos ecosistemas dañados y gestionándolos mejor (por ejemplo, con la piscicultura como alternativa a la pesca), y adoptando medidas previsoras para que nadie se quede sin trabajo y sin fuente de ingresos. Es inquietante que se esté haciendo exactamente lo contrario: optar por la huida hacia delante y por un neoimperialismo ecológico reforzado militarmente que sólo puede redundar en un empeoramiento de la situación.
*Profesor de Teoría Sociológica y Sociología Medioambiental de la Universidad de Barcelona

Video: Consecuencias ecológicas-económicas positivas de los piratas para la población autóctona:
http://www.youtube.com/watch?v=PXUBpmgAnjA&feature=player_embedded

Pa los que entienden inglés:
Knaan, músico somalí habla sobre los piratas:
http://www.youtube.com/watch?v=UTxJLlQCe4U

Al Jazeera con los piratas y las consecuencias negativas:
http://www.youtube.com/watch?v=t9fIj4u3RKA
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http://davidsegarrasoler.blogspot.com

www.guaratarofilms.com